Dependiendo del cuando, el calor que haga, los atascos, el resultado del partido de ayer,….influye lo caro o barato que te va a salir el presupuesto de tu reforma, o la prima de tu seguro.
Ese proceso de error, muy estudiado en estadística y también llamado sesgo, que depende de factores controlados: precisión, número de intentos, sistema de medida,…muy matemáticos, estimables y extrapolables, son mucho menos determinantes que factores externos con controlables. Además creemos que los errores se compensan unos con otros. Es decir en una sociedad ultradigitalizada, la libreta de la abuela, es la que toma la última decisión. Algo muy humano, decidir, y algo aún más humano: equivocarse. Por eso crear un algoritmo que tome la decisión puede ser contrario a la “experiencia”, la espontaneidad. Sin embargo es seguro estaría fuera del efecto “ruido”, de las circunstancias, y su error sería mas medibles y controlable.
Un efecto de todo esto afecta ahora con la inflacción descontrolada, pero donde vemos u oímos contínuos: “…aquí los precios se han mantenido…” pensando de ese modo mantener las ventas, pero probablemente si se hace una análisis más detallado, esa decisión sea como poco suicida. Es decir, no usar la digitalización para tomar decisiones es creer que somos más listos que los números. Y nuestro negocio debe ser de todo menos pasional, porque los negocios entienden de balances, de psicología, de sociología, incluso de empatía, pero una decisión tomada con el corazón puede ser mortal.