Darle a otra vida a la ropa o a cualquier producto está de moda. Pero eso tiene un coste oculto: el envío. El coste del transporte es la segunda mayor preocupación de la venta online, después de las devoluciones. La economía colaborativa, el egologismo empresarial y todos esos magníficos propósitos de creación de valor añadido social, son muchas veces programas de marketing social, para provocar el efecto de “lo hago bien” o por lo menos un poco mejor que los demás.
La Comisión Europea ha presentado este miércoles un paquete de medidas alargar el ciclo de vida de los productos textiles, prohibir el ‘greenwashing’ o ‘ecoblanqueo’, es decir, las prácticas para mejorar la imagen de las empresas con campañas ecológicas, ampliar el espectro de la regulación para el etiquetado de los productos sostenibles, mejorar la sostenibilidad de los materiales de construcción así como la revisión de la normativa de derechos del consumidor para luchar contra la obsolescencia programada, como parte de su estrategia de economía circular.
La propuesta traerá grandes cambios en la manera en que consumimos y producimos en la UE pero también a nivel global, que se ha insistido en que los productos deben mejorar su durabilidad y que los teléfonos móviles no deben perder su funcionalidad por que la batería se estropee y no pueda ser reemplazada.
Recomendamos a clientes y emprendedores no creer que la venta de lo usado es la panacea del medioambiente, ni del beneficio. Lo usado supone taras, desperfectos,…problemas que no estamos acostumbrados a soportar. El precio tampoco es un aliciente para el consumidor porque es el low cost lo ha desarbolado. Y el transporte va a encarecer los envíos. Si es un posible objetivo la compra compartida, el uso de reemplazo por proximidad, pero no en todos los productos. La ropa tiene problemas de higiene, de resistencia, etc que además están muy perjudicados por la compra compulsiva de años y años de moda efímera.
El sector de automoción sin embargo va viento en popa. Los recambios de segunda mano y la compra de segunda mano va a crecer enormemente en los próximos 15-20 años, por la falta de fabricación de componentes para motores de combustión. Compra un coche diesel y véndelo por piezas en 10 años: valdrá 3 veces más.